octubre

No te dejes.
Aunque en casa no te dediquen tiempo, esfuerzo, paciencia.
Aunque en la escuela no jueguen contigo, aunque te insulten, aunque te maltraten.
No te dejes. Porque da igual cómo seas, lo harán igualmente. No intentes complacerles, gustarles.
No se merecen un ápice de tu persona.
Eres única/o. Grande, gigante. No has hecho nada malo. No es tu culpa. El problema no eres tu.
No te dejes pisotear. No te dejes.
Cree en ti. Haz amigos y amigas que te respeten, que te ofrezcan de buen grado su amistad.
No los cuentes, uno o una vale más que un millón.
Sé tu mismo/a. No intentes agradar. No pierdas tu identidad. 
Dedica tu tiempo al estudio, a la contemplación, al pensamiento.
No te derrumbes, porque no estás solo/a.
Todos y todas nos hemos sentido alguna vez así.
Lo sé. El dolor es tan grande qué no te deja hacer nada más.
Pero eres importante. Y vas a enamorar. 
Moira tenía 4 meses cuando me reincorporé al trabajo. Era un rodaje de 3 días.
Tenía mis dudas, una niña que de las 24h. del día, se pasaba 23 enganchada a la teta no sabía cómo iba a reaccionar con los biberones de mi leche extraída…
Así q la dejé con su padre. Al cabo de 18h (jornada más q frecuente en los rodajes de publicidad) llegué a casa.
Y ahí me lo encontré. Caminando, pasillo arriba, pasillo abajo, con Moira en brazos, exhaustos. Sus caras eran todo un poema.
No había comido, ni bebido, ni dormido en las 18horas, sólo lloraba… jamás había visto a mi compañero de la manera en q lo vi. Cogí a Moira y le miré. Fue entonces cuando se sentó y empezó a temblar, con la mirada perdida.
Le metí en la ducha pero no reaccionaba. Me lo llevé al hospital.
Sentados en el pasillo, una doctora se paró y preguntó.
-hoy he empezado a trabajar…-empecé diciéndole
-No me digas más, él se ha quedado con el bebé, no ha parado de llorar y no ha querido dormir ni un minuto, no? tranquila, tiene un ataque de ansiedad, nada grave.
Y le metió una pastilla debajo de la lengua.
Llamé a un compañero para q me supliera, pero Roger me pidió, por favor, q no lo hiciera. Así q al día siguiente, muy a mi pesar, fui a trabajar.
Recuerdo perfectamente ese día de rodaje. Limpié las ópticas decenas de veces, arreglé la maleta de accesorios otras tantas, contaba los metros de película q quedaban y hacía los cálculos en minutos, todo, por no hablar con nadie y no explotar a llorar. Y llamó.
-Quieres q te pasemos a ver? estamos aquí cerca, y ya no me queda más leche!
Y de fondo, las risas de Moira.
Entonces, las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas…
-Es Moira la q ríe?
-Sí! nos lo estamos pasando bomba!
Creo q Moira se dio cuenta q otro día igual y enterraba a su padre… 
The father.
Roger, Moira y Madicken.

Es de sabios preguntar.
Sentirse curioso y querer saber el por qué de las cosas denota inteligencia.
Y no lo digo yo. Lo dicen lo expertos. Aquellas personas que dedican su vida a la pedagogía.
Si no preguntas no despiertas a tu cerebro. Lo dejas pasivo, dormido, sumiso, inerte, muerto.
Preguntad! Preguntaros.
Y no nos quedemos solamente con la respuesta; trabajarla, razonarla, pensarla y, si es menester, ampliarla, mejorarla, para cuando nos pregunten, respondamos con una respuesta mejor.
Siempre se puede mejorar. Por pequeños que sean los cambios.
Y ahí están ellas con sus preguntas. Las preguntas correctas, aquellas que te resolverán la duda que no encontraste.
Piensa bien lo que sabes y lo que quieres saber. No preguntes por preguntar. Razona la duda y crece con la respuesta.
-Ho he estat pensant, mama. I no trobo resposta. Per què insulten? si són amics!
-Bé... de vegades et pots sentir incapaç d'entendre una situació, o una persona... d'això se'n diu "impotència emocional". Estàs tan enfadada amb allò, que al final fa que et comportis malament, violentament, amb paraules o fins i tot, amb fets. I és en aquesta situació tan summament difícil on hem de treballar una altra cosa, molt més difícil encara, el "control emocional", controlar les emocions. I no només quan estem enfadats!, també quan estem feliços.
-Pots fer mal quan estàs feliç?
-Sí, també. De moltes maneres. Tu, per exemple, quan eres molt petita i t'emocionaves molt, mossegaves. De feliç que estaves!
-I et feia mal?
-Sí! però com sabia per què ho feies, el mal només era físic.
-I tot això ho fa el cervell?
-Sí. Tot està al teu cap. Cuida'l!, només en tens un i no hi ha possibilitat de canviar-l.
Moira y Madicken.
Cistella, Girona.
Yo de pequeña, sola o junto a alguna amiga, éramos víctimas, CONSTANTEMENTE, de exhibicionistas. La primera polla que vi en mi vida fue a los 9-10 años, de un cerdo asqueroso, repugnante, masturbándose y mostrándonoslo a escasos metros de distáncia.
Atravesar el bosque para llegar al cole atajaba considerablemente el camino y, ellos lo sabían, sabían que a esas horas estaba lleno de niñas, juntas o solas, pero niñas, 'la presa fácil'. Y no sólo por edad, sinó por sexo. Hablándolo en clase o patio (y sí, se hablaba porque nos los habíamos encontrado todas y el sentimiento de vergüenza y culpabilidad descendía al no ser una experiencia única y personal) los niños que nos escuchaban se reían. Lo encontraban gracioso. Había algunos que incluso nos preguntaban si nos había gustado. Si habíamos visto alguna vez algo tan grande. Nosotras nos juntábamos en grupito y nos íbamos a otro rincón, profundamente insultadas.
Recuerdo que un día, después de la mofa inicial, decidieron algunos niños acompañarnos en el camino.
Ese día no vimos a ninguno.
Cuando había niños no aparecían. 
Una vez, un día de otoño, había un taller de vidrio en el "Poble espanyol", en Montjüic, Barcelona.
Mi madre me llevó. Me compró una botellita de perfume que aún guardo y, siempre que la veo, recuerdo aquél día.
Bajábamos la montaña para ir a buscar el metro. Acortábamos el camino bajando por los claros de entre la carretera.
Recuerdo perfectamente esa sensación de temor, estaba anocheciendo. Y lo vi. A lo lejos. Mientras mi madre me iba explicando algo a lo que no prestaba atención porque no dejaba de mirar a todos lados.
-Mama! ahí hay un exhibicionista!
-Dónde?!
-No, mama! vámonos! 
Y entonces, mi madre, mi heroína, se paró en seco. Le miró. Y le gritó:
-Muy bonito! muy bonito!
Acojonado, el tío se piró.
Sentía el corazón en la boca.
-Mama! se ha ido! mama! era un exhibicionista!
-Era un mierda!
-Mama! (mi madre, jamás, pero jamás de los jamases decía palabrotas. Lo máximo que le escuché decir era "M", por no decir la palabra. Aún en situaciones de máximo cabreo y desesperación, "M" era el top de sus palabrotas.
-Vamos a coger el metro, anda.
No hablamos en todo el camino de vuelta a casa.
Estaba tan enfadada! tan insultada! tan violentada! tan rabiosa!
Y yo la miraba y pensaba, me preguntaba, "pero si le ha ganado! ha salido corriendo!"
Y ya de adulta, ya sé por qué mi madre no sentía que había ganado.
Sabía que solo lo había ahuyentado. Qué siguen ahí. Qué van a más.
Qué no siempre podría caminar de mi mano.
Qué yo, como el resto de niñas y mujeres, somos presa fácil.
Qué se pueden reír de nosotras.
La campaña del "yo también"/"me too" es mucho más que un "copia-pega".
Es tener una sala llena de mujeres que, a la pregunta de "fuiste alguna vez insultada, acosada y/o abusada sexualmente", van levantando las manos, tímidamente y, a los pocos minutos, esa sala está llena de mujeres con la mano alzada.
Hemos de cerrar la mano en un puño. Y creernos que no estamos solas.
La escuela libre, laica, mixta y científica, tampoco nos cayó del cielo, como la jornada laboral de 8 horas, la ley de huelga, la sanidad pública y un largo etcétera.
Por aquél entonces le llamaron utópico, loco, naïf e inconsciente. Cómo iban a sacar los crucifijos de las aulas! Cómo iban a juntar los niños con las niñas! Cómo iban a aprender nada sin momorizar libros de mil y una página de letra pequeña! Cómo?!
Francisco Ferrer i Guàrdia, el pedagogo anarquista, creó un oasis de cultura, dedicación, respeto, enseñanza y, sí, un centro de educación; educaba a los niños y niñas sobre higiene personal (en sus casas no se lavaban los dientes, por ejemplo) educaba sobre la igualdad sexual (las niñas también tenían derecho a saber del Universo, literatura e historia) les educó a pensar y no memorizar, a llegar a conclusiones y defenderlas delante de sus compañeros/as y maestros/as. A qué, como familia que eran en la escuela, hacer asambleas y, en ellas, decidir normas y mejoras.
Cuando un padre se le acercó denunciando que la enseñanza la impartía en castellano (la escuela era gratuita y con ello sus alumnos eran mayoritariamente castellano-parlantes) él le dijo: 'si pudiera, la impartiría en Esperanto.'
Hoy hace 108 años que fue asesinado.
Fusilado en la montaña de Montjüic.
Sus últimas palabras:
'Soy inocente. Viva la escuela Moderna'.
Y yo, cuando las llevo a la escuela y se juntan con sus compañeros y compañeras, cuando me explican que han hecho un experimento de cristalización, cuando me cuentan que han de cambiarse la camiseta después de la clase de educación física, cuando me traen trabajos de búsqueda y deben dar su opinión, cuando las oigo a media mañana salir en grupo al rio con el resto de la escuela a entender mejor las ciencias naturales, yo, me acuerdo de él, de él y de centenares, miles de personas que lucharon (y fueron asesinadas) por defender nuestro derecho.
Me acuerdo de Ferrer i Guàrdia y pienso, digo, grito:
'Viva la escuela Moderna!'




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