Cuentan las tribus africanas, asiáticas, oceánicas, americanas y europeas que la crianza no es más que dar amor.
-Es dar amor amamantar al bebé hasta los 4-5 años. El pecho siempre se ofrecerá a demanda.
No es raro, no es malo, no es malcriar. De esta forma su sistema inmunológico se hace fuerte.
-Los bebés no deben estar nunca solos, nos acompañarán en nuestros quehaceres diarios. Llevarlos a cuestas nos dará mucha más libertad para hacer lo que necesitemos hacer. Si no es posible, será un miembro de la familia quien le de sosiego y brazos.
No es raro, no es malo, no es malcriar. Dejarles llorar no hará que sus pulmones se hagan más fuertes, no se aprende nada enseñando qué es la fustración.
-Dormirán con su madre y/o padre, si no es posible, junto a sus hermanos y/o hermanas. Sentirá el calor y acompañamiento familiar. De esa manera se fortalece el vínculo y la desaparición de miedos y terrores nocturnos.
No es raro, no es malo, no es malcriar. Colechar es la manera de descansar juntos/as, calentarse y despertar al lado de los/las tuyos/as.
Y acompañarlos/las, siempre, en cada momento crucial de sus vidas. Estar ahí, disfrutando, muriendo de amor.
Podemos viajar a la luna, volar entre los edificios, conectarnos a satélites y vernos y dialogar a miles de kilómetros de distancia, pero lo que recibamos en nuestros primeros años de vida, será crucial para cuando seamos adultos.
La modernidad, la tecnología, la vida cambia, más no lo vital.
Moira y Madicken.
Colera, Girona.
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