De niña también saltaba a cualquier hora y en cualquier lugar, recuerdo que era divertido. Saltar, mejor más alto que más lejos, querer tocar lo imposible a mi estatura... Convertirse en adulto, a veces, visto así, es aburrido. Yo ya no salto, me enseñaron que conseguir lo imposible se hace trabajando... pero creo que vamos equivocad@s, conseguir lo imposible es saltar, a lo alto, y en ese pequeño instante, sentir que lo tienes en la punta de los dedos. Moira, Pau y Madicken. Concurso de saltos en la catedral.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario